Contemplo la vista desde
una ventana privilegiada
de luz, panorámica.
Viento que mueve los pinos,
su verdor, el oscilante siseo
de sus ramas perennes
conforma una visión
de constante vida y movimiento.
De repente un coche fúnebre
repleto de claveles rojos y blancos
me recuerda que todo forma parte
del ciclo de la vida.
Que no acaba, que continua
viviendo en cada átomo y
y construye de nuevo
el camino hacia la luz.
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